Bodega Pazo de San Mauro
Cuenta la leyenda que en esta tierra mágica de Homes Peixe y Feiticeiras, surcada por el río Miño, están los mejores Albariños. Situado en Rías Baixas, en la escogida subdenominación del Condado de Tea, se encuentra este pazo histórico que preside la finca de 30 hectáreas y da nombre a la bodega.
El Pazo de San Mauro, propiedad en su origen de la noble familia hispano-portuguesa Pereira de Castro, descendientes del rey Sancho I de Portugal, fue construido en el año 1591 y el cultivo de la viña siempre estuvo unido a su historia, siendo una de las bodegas más antiguas de Europa.
Un enclave único
Con una media de edad de 35 años, los viñedos del Pazo de San Mauro se extienden en la finca sobre bancales de canto rodado que descienden hasta la ribera del río Miño, creando un anfiteatro natural y envolviéndolo con la magia y misterio de sus leyendas. Especialmente característico es el subsuelo granítico de la finca, geológicamente antiguo, que aporta a los vinos su carácter complejo y mineral.
El Condado de Tea posee un microclima excepcional de influencia atlántica, que se caracteriza por temperaturas suaves y abundantes lluvias, además de contar con las horas de sol óptimas para que las uvas de los viñedos del Pazo de San Mauro alcancen una maduración completa.
Elabora-ción
La vendimia se realiza a mano, por parcelas, haciendo la primera selección en el propio viñedo. Cada parcela se vinifica por separado para un mayor control de la calidad de nuestros vinos. Las uvas se colocan en cajas de 12 kilos y entran en la zona de refrigeración a los pocos minutos de ser recolectadas. El frío aportado a los racimos tiene reconocidos efectos positivos para la calidad del vino.
Una vez entradas las uvas, en función de su madurez y estado fenólico se vinifican de tres modos distintos:
Aproximadamente una tercera parte de los racimos se someten a una maceración pre-fermentativa en frío para conseguir una mayor extracción de aromas y otros compuestos que otorgan estructura al vino.
Otro tercio de los racimos se prensan enteros sin despalillado, “a la antigua usanza”, lo que aporta al vino frescor e identidad, con sabores más varietales y una nariz más compleja.
El último tercio es despalillado y prensado directamente sin maceración, de ese modo se conserva toda la acidez de la uva, aportando al vino frescura en boca.
Una vez embotellado permanece 6 meses de crianza en botella antes de salir al mercado, alcanzando así una mayor complejidad.
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